Cuando tenía 20 años solía quedarme en la estación del Metro Universidad de Chile, caminando sin rumbo fijo, pero con una idea constante en la cabeza: crear algo que realmente ayudara a las personas. Soñaba con un producto útil, nacido de la creatividad y con propósito, capaz de generar gratitud en quienes lo usaran.

Fue en una de esas caminatas cuando descubrí el antiguo emporio de don Raúl García, en San Antonio 536. Allí, entre estantes llenos de historia, vi un jabón de color café intenso. Algo en él me habló. Sentí que había encontrado una pista, una señal del pasado que podía traer al presente.

Fue mi madre quien encendió la chispa definitiva. Con su sabiduría, me impulsó a perseverar, a leer, investigar y aprender. Me motivó a crear un jabón de buena calidad, inspirado en aquellos de los años 1950, cuando lo natural y lo artesanal eran parte de cada hogar.

Así nació Jabón Viscai, con la visión de rescatar lo mejor del pasado y transformarlo en una solución real para las necesidades de hoy. Un jabón que no solo limpia manchas: limpia recuerdos, emociones y la confianza en lo simple y bien hecho.